martes, 31 de mayo de 2011

pedagogia del oprimido

Las cuatro ecologías - Leonardo Boff

Fragmento de libro Política para La Liberación de Enrique Dussel

6. «Ser-hispano». Un mundo en el border
de muchos mundos

No se trata de proponer una utópica «raza cósmica» como la que nos habla
A. Vasconcelos, ni la «hibridez» de N. García Canclini, ni una historia interpretada literariamente como la de Octavio Paz en Laberintos de la soledad, sino más bien un ir descubriendo al hispano como «localizado» creativamente entre (el «in-between» de Homi Bhabha1) muchos mundos que van constituyendo, en el «border» intercultural,2 una identidad histórica, no sustancialista ni esencialista, sino dialécticamente creadora de sus propios componentes en el proceso mismo de la historia en continua integración de nuevos desafíos. Pero dicha experiencia histórica es al mismo tiempo normativa: debe ser descubierta y afirmada en su dignidad, mucho más cuando el estado actual de la comunidad hispana parte de una negativa autoevaluación de su propia existencia. La complejidad cultural del «ser-hispano» debe ser vivida desde una subjetividad, desde su inter subjetividad activa y creadora, que acepta los retos y los integra, y no los vive como simple dispersión o desgarramiento.

La estrategia de mi exposición en esta contribución, presentada de viva voz en un seminario de la Universidad de Pittsburgh, se sitúa en un horizonte pedagógico, comprometido, que intenta ser comprensible para un hispano no-universitario ni académico; para un hispano de la base social, a los que he expuesto este tema muchas veces, desde California a North Caroline en Duke, de New York a Chicago, y en tantas otras
ciudades norteamericanas. Cuando el hispano descubre su compleja historia constitutiva reacciona al final de la exposición con un cierto enfado: «—¿Por qué no nos han mostrado esto nunca, por qué nos han ocultado nuestra historia en las instituciones educativas o de otro tipo norteamericanas?». A cuya protesta he respondido, aproximadamente: «Difícilmente en alguna escuela primaria, high school, universidad, grupo
sindical o religioso se mostrará al hispano esta existencia 3 tan rica, antigua y con tantas potenciales en la actualidad. El anglo protege celosamente su superioridad cultural,política, religiosa». Deseo entonces guardar en esta contribución escrita el tono coloquial, comprensible al sentido común medio de los hispanos en Estados Unidos. Se trata como de un esquema para un curso, un seminario, una conferencia ante hispanos
interesados en tomar conciencia crítica de su propia existencia. El hispano,4 como todo ser humano,5 vive (ex-siste) inevitablemente en un «mundo». Su «ser-en-el-mundo» 6 tiene por «mundo» uno que ha subsumido «muchos» mundos, cuyas historias no son cronológicamente simultáneas, sino que se han ido dando con diferentes ritmos, en diversos lugares, desarrollando distintos contenidos, cuyo horizonte denominamos el «ser-en-el-mundo-hispano», como facticidad concreta, actual, compleja, y de allí su riqueza intercultural integrada en una identidad siempre en formación, intersticial, nacida en un border land con gamas tales que pasan de una tonalidad a otra de manera continua, sin perder el experimentarse dentro de la solidaridad hispana. El hispano puede ser un indígena guatemalteco en Chicago, un mestizo mexicano en San Diego, un criollo blanco uruguayo en Washington, un afrocaribeño portorriqueño en New York o cubano en Miami, un mulato de Santo Domingo en Houston, y muchas cosas más. Muchos mundos en un mundo. Un mundo que
es hoy en la sociedad hegemónica norteamericana despreciado, dominado, empobrecido, excluido (más allá del horizonte del mundo anglo aceptable, más allá de la «línea» del horizonte de la ontología heideggeriana, en el border donde comienza el no-ser, la nada de sentido de la alteridad levinasiana). Son los últimos de la escala social, cultural y epidemiológica (por ejemplo, los que tienen mayor porcentaje de Sida). El «mundo hispano» es como un fantasma, un espectro que ronda en la «exterioridad», pero que recientemente va mostrándose con nuevos rostros, adquiriendo nuevos derechos gracias a su lucha por el reconocimiento de una existencia distinta, la que, pienso, podría servirle el tipo de narrativa que expondré, a fin de elaborar un mapa básico del tiempo histórico y de la territorialización de «su-mundo». Es un esquema
que los maestros, líderes, militantes de las comunidades podrían usar para autoafirmar la dignidad menospreciada frecuentemente. Intenta ser una narrativa éticopedagógica. No se propone denigrar al anglo, simplemente intentará dialécticamente afirmar, mostrar los valores históricos del hispano. Puede que aparezca como apologética, y no está del todo mal ser apologista de los despreciados, ilegales, desconocidos, marginales.

Cada uno de los cinco «mundos» que sugiero los imagino como círculos, que coinciden con los otros en torno al hispano, el que, por otra parte, guarda una cierta exterioridad en referencia al mundo hegemónico. Todo hispano vive dichos mundos en mayor o menor medida. Valga para iniciar contar una anécdota, experiencia que viví hace años. En la Universidad de Notre Dame, al llenar mi formulario de profesor, debía responder una pregunta sobre mi ethnicity —que me desconcertó por racista, como es evidente—. Decía en el primer lugar: «¿Es usted blanco (no hispano)?». Después preguntaba: «¿Es usted afro-americano (no hispano)?», y así sucesivamente «nativo (no hispano), y al final:«¿Es usted hispano?». Pregunté a la secretaria: «¿Qué le parece que soy yo?». Al escuchar mi «acento» inglés me preguntó: «¿Viene usted de México? Ponga hispano». 7Quedé entonces clasificado «al final» (abajo) de las posibles ethnicities. Esta anécdota
creo que abre la presente reflexión histórico-cultural.